sábado, 27 de octubre de 2018

DIMENSIONES

LA SALUD DE LA MENTE Y EL CUERPO

Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *


En el artículo de la semana anterior titulado “Salud mental individual y colectiva” hice referencia a la resolución expedida por el Ministerio de Salud sobre la adopción de la nueva política nacional de salud mental. El eje de su elaboración pretende atacar los problemas que más afectan a la población general. El análisis de hoy lo centraré sobre un aspecto que se encontró en el Estudio Nacional de Salud Mental de 2015.


En dicha publicación se confirmó algo que si bien se considera incontrovertible en trabajo clínico, en la elaboración de políticas públicas no se le da la misma trascendencia: la relación que existe entre las enfermedades que padece una persona y las repercusiones que tiene esto en la esfera mental.

Lo que revela el estudio es que el 56.7% de los niños que tienen una enfermedad crónica presentan algún tipo de problema mental; y que el 70.8% de infantes que tienen dos o más enfermedades son los que más afectaciones psicológicas registran. ¡Esto corresponde a una prevalencia 2.6 veces mayor con respecto al resto de niños!

Cuando se compararon los trastornos mentales y sus repercusiones sobre las enfermedades físicas se encontró una correlación importante: en niñas y niños de 7 a 11 años con un trastorno mental, la prevalencia de una enfermedad crónica fue del 37.3%; en los adolescentes fue del 27.6%; en los adultos de 18 a 44 años fue del 30.4% y en la población mayor de 45 años fue del 23.8%.

En términos muy concretos, los indicadores anteriores muestran que los humanos son seres integrales, y que lo que sucede en su cuerpo repercute en su mente y lo que sucede en la mente también repercute en el cuerpo, como un fenómeno indivisible, inseparable.

Reconocer la integralidad de la persona como un elemento fundamental para tener una buena salud individual y colectiva es el primer componente de la política nacional de salud mental: promoción de la convivencia y la salud mental en los entornos, por medio del cual se fomentarán estilos de vida saludables.

Sin embargo, este componente no tendrá un mayor impacto en su aplicación si las personas, y principalmente los dirigentes, no se apropian del siguiente precepto y lo utilizan en su vida diaria: no es posible una buena salud física si no hay una buena salud mental que se manifiesta en la sensación de bienestar del individuo.

 www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16

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