sábado, 12 de octubre de 2019

DIMENSIONES

NIÑOS COMIENDO BASURA
Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *


El 1 de octubre de 2019, los colombianos, entre sorprendidos e incrédulos, escuchamos por los medios de comunicación una noticia de esas, como se dice coloquialmente, “para no creer”. En la comunidad indígena de Amorúa, asentada en el área de resguardo de Caño Mochuelo -Hato Corozal-, en Puerto Carreño, capital del departamento del Vichada, unos niños tienen como principal fuente de alimentación lo que logran extraer de las basuras.


Estas denuncias movilizaron al Gobierno nacional y al ICBF en la implementación de una serie de estrategias y planes. “Ya estamos ahí, somos conscientes de esta situación y queremos resaltar que esta es una población pendular, binacional. Que sepan que no están solos, que hay tres comedores comunitarios que en septiembre empezaron a funcionar”, fueron las palabras de uno de estos altos ejecutivos, quien informó además que desde septiembre se empezó a hacer el acompañamiento a esta comunidad. Sin embargo -y esa es la cruda realidad-, estos organismos ya habían anunciado medidas similares en 2012, cuando también se denunciaron situaciones muy parecidas.

Siete días después de la divulgación de los aberrantes hechos mencionados, que evidencian una total insensibilidad por parte de nuestra sociedad hacia el ser humano, en Maicao (Guajira), la comunidad mostró su preocupación por un grupo de indígenas Wayúu, cuyo sustento también obtienen de las basuras. Y, por supuesto, es sabido por todos que la mayoría de estos niños mueren por desnutrición; por falta de lo más elemental que le debe proveer una sociedad organizada a todos sus miembros: una alimentación digna. Esta misma situación la están viviendo en Colombia, según las cifras oficiales, 560.000 niños (uno de cada nueve) que presentan desnutrición crónica.

¿Qué sucede en el país mientras se siguen muriendo nuestros niños? La población está distraída en discutir acaloradamente y en enfrentarse en bandos antagónicos sobre si un expresidente es o no es culpable, y sus defensores amenazan con “incendiar” literalmente al país si se le declara culpable, mientras los otros harán otro tanto si se declara su inocencia.

Esto hará que el problema fundamental que enfrenta la patria, que no puede ser otro que atender con dignidad a la población más vulnerable como son nuestros niños, pase a un segundo o un tercer lugar, más ahora que se acerca la final del fútbol profesional. Reitero, una sociedad que no se preocupa de manera auténtica por su más valioso capital, que es el ser humano, estará destinada por los siglos de los siglos a vivir en el ostracismo del desarrollo de una verdadera democracia participativa. 

www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16

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