sábado, 9 de mayo de 2020

DIMENSIONES

CONFINADOS MENTALMENTE
Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *


Como todos los animales, los seres humanos, que pertenecen a una de sus especies, tienen como instinto primario la supervivencia individual. Este es el motivo por el cual filogenéticamente (desarrollo evolutivo de los organismos), desde que nacen, están dotados para defenderse de los peligros externos, reacción que algunas escuelas psicológicas denominan angustia básica o primaria.


En el ciclo vital, esta pulsión va adoptando diversas representaciones mentales y conductuales, dependiendo de imperativos o formas de relación en la sociedad y de los propios aprendizajes individuales. Los comportamientos de las personas son relativamente estables y, en gran medida, obedecen a adaptaciones al entorno en el cual viven.

Cuando las condiciones externas o internas cambian, el sujeto pierde la seguridad que le da el hecho de conocer las rutinas de su estilo de vida, ¿Qué hacer, entonces, para calmar la ansiedad por la incertidumbre que le produce lo desconocido?     

Comenzar a desarrollar una serie de mecanismos psicológicos y emocionales para adaptarse a la nueva situación; esto es lo que muestra el informe de Profamilia que fue publicado en días recientes. Esta entidad entrevistó a 3.500 personas de todo el país, para indagar sobre la situación de su salud mental en esta etapa de confinamiento.

La encuesta –que igualmente realizó el Imperial College of London– buscaba medir cómo viven los colombianos, la pandemia y las diferentes acciones para sobrellevarla. Los resultados del estudio evidenciaron que el 75% de los entrevistados reconoce sentir afectaciones a nivel psicológico y emocional. Los síntomas que con mayor frecuencia señalaron fueron, en su orden, nerviosismo, cansancio, impaciencia y rabia.

La incertidumbre sobre el desarrollo y el futuro de la pandemia, aunado al temor al contagio y la muerte propia o de alguno de sus seres queridos, tiene un profundo impacto psíquico en el individuo; repercute en la relación que establece con la familia y la sociedad, y se manifiesta en altos niveles de violencia contra las personas más vulnerables del círculo familiar.

Hay que entender que la persona que está ejerciendo este tipo de actos requiere ayuda psicológica para que pueda ejercer un autocontrol sobre sus reacciones. Después de la pandemia van a aflorar muchos más problemas mentales, que se convertirán (algunos de ellos) en trastornos de estrés postraumático, algo que ha sido muy estudiado en poblaciones sometidas a situaciones de estrés no ordinarias, como los secuestrados, los prisioneros de guerra y los confinados durante largos períodos por diferentes circunstancias. Esta es la pandemia oculta del coronavirus.

www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16

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