SALPICADO POR ODEBRECHT
Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *
Los memes han invadido las formas de comunicación en las redes sociales. En las últimas semanas, uno de los más conocidos en Colombia es el de un emoticono de tristeza con la siguiente frase: “Así como vamos, al único colombiano que Odebrecht no le dio plata fue a mí”. Cuando lo recibí por primera vez, de manera automática y con la misma carita triste respondí: “A mí tampoco me ha tocado”. Días después comencé a reflexionar sobre ello.
No hay duda de que a mí sí me ha llegado plata de esta multinacional brasileña fundada en 1984, que actualmente es un conglomerado de 14 empresas con operaciones en 23 países, cerca de 200.000 empleados directos y que en 2014 facturó 28.526 millones de dólares, ubicándose así en el 7 lugar entre las empresas más grandes de Latinoamérica. Hoy en día, es acusada de malversación de fondos, lavado de dinero y entrega de coimas a funcionarios públicos, representantes de gobiernos y partidos políticos; se calcula que ha destinado 788 millones de dólares para este propósito desde el 2001.
A todos los colombianos, sin excepción, nos ha tocado directa o indirectamente parte de los dineros provenientes de la corrupción, porque estos recursos se han instalado en lo más profundo de la economía nacional; negarlo es jugar a la doble moral o a la hipocresía. Reconocer que nuestra sociedad tiene estos gravísimos problemas y que con nuestra actitud hemos contribuido a su consolidación es el primer paso para iniciar una auténtica cruzada contra dicha forma de relacionarnos.
Cambiar algo que no funciona correctamente exige que nos consideremos parte del problema para comprometernos con la solución. Y la única vía para lograrlo es un auténtico compromiso individual. Colombia se merece que sus hijos luchen por una patria limpia y llena de oportunidades. Si nos unimos y dejamos atrás nuestras diferencias ideológicas o de cualquier otro tipo y si constituimos un frente común anti corrupción, seguro lo vamos a lograr. www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16
*Uriel Escobar Barrios, médico psiquiatra. (Esta columna de opinión es responsabilidad directa de su autor)
No hay duda de que a mí sí me ha llegado plata de esta multinacional brasileña fundada en 1984, que actualmente es un conglomerado de 14 empresas con operaciones en 23 países, cerca de 200.000 empleados directos y que en 2014 facturó 28.526 millones de dólares, ubicándose así en el 7 lugar entre las empresas más grandes de Latinoamérica. Hoy en día, es acusada de malversación de fondos, lavado de dinero y entrega de coimas a funcionarios públicos, representantes de gobiernos y partidos políticos; se calcula que ha destinado 788 millones de dólares para este propósito desde el 2001.
A todos los colombianos, sin excepción, nos ha tocado directa o indirectamente parte de los dineros provenientes de la corrupción, porque estos recursos se han instalado en lo más profundo de la economía nacional; negarlo es jugar a la doble moral o a la hipocresía. Reconocer que nuestra sociedad tiene estos gravísimos problemas y que con nuestra actitud hemos contribuido a su consolidación es el primer paso para iniciar una auténtica cruzada contra dicha forma de relacionarnos.
Cambiar algo que no funciona correctamente exige que nos consideremos parte del problema para comprometernos con la solución. Y la única vía para lograrlo es un auténtico compromiso individual. Colombia se merece que sus hijos luchen por una patria limpia y llena de oportunidades. Si nos unimos y dejamos atrás nuestras diferencias ideológicas o de cualquier otro tipo y si constituimos un frente común anti corrupción, seguro lo vamos a lograr. www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16
*Uriel Escobar Barrios, médico psiquiatra. (Esta columna de opinión es responsabilidad directa de su autor)
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