domingo, 11 de febrero de 2018

DIMENSIONES

ACEPTARNOS EN LA DIVERSIDAD

Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *


El miércoles 31 de enero de este año, a las 7:00 p.m., una estudiante de grado séptimo del colegio Inem José Félix Restrepo de Medellín salía rumbo a su casa cuando unas compañeras de octavo grado le cortaron el pelo. De nada sirvieron sus gritos pidiendo ayuda, porque los compañeros que estaban a su alrededor solo se reían y tomaban fotos y videos de lo que estaba sucediendo. Una de sus compañeras –que también era nueva en el colegio– trató de intervenir en este acto de barbarie, pero recibió dos puñaladas: una en el tórax y otra en el brazo.


Estos hechos, que tuvieron una amplia difusión a nivel nacional, son un reflejo de la situación que a diario estamos viviendo los colombianos: la intolerancia. Es un lugar común enterarnos de agresiones de taxistas a conductores de Uber; de hinchas de fútbol del Nacional que arremeten contra los del América; de insultos que se reciben en redes sociales por ser seguidores de Uribe, de Santos, de las Farc…, y podría hacer un listado interminable de situaciones que están condensadas en la agresión contra la nueva estudiante de la institución educativa.

Un profesor de este colegio envió un mensaje que ha sido reproducido por muchos medios, y en uno de sus apartes dice de manera textual: “No es el Inem el espacio promotor de la violencia; allí no enseñaron a utilizar el cuchillo. Ningún profesor mostró en clases cómo torturar públicamente a otra persona cortando su cabello y golpeando para que las demás sepan y entiendan quién manda”.

Y continúa: “En Medellín está la causa, está en nuestra dolorosa historia, también está en lo más profundo de las raíces del conflicto armado de Colombia. La niña que apuñaló a su compañera también es víctima; ella representa esa gran franja de exclusión, representa a todas las personas que crecieron viendo cómo matar es la mejor respuesta; ella creció viendo cómo un país votaba rechazando la paz y creció en una zona de Medellín donde ‘los duros’ regulan todo: desde la economía, hasta la convivencia de vecinos”.

Entonces, mientras los colombianos no aceptemos que los seres humanos somos distintos, y que en esa diferencia todos tenemos los mismos derechos a ser tratados con dignidad, con respeto y sin exclusiones, seguiremos asistiendo a hechos tan reprochables como los sucedidos en Medellín.   www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16

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