domingo, 7 de noviembre de 2021

Dimensiones - Un planeta enfermo

  Por Uriel Escobar Barrios, M.D.

La Tierra es un ser vivo cuyo origen fue hace unos 4600 millones de años y, obedeciendo a los principios de la ley natural, cuya extinción se dará cuando suceda el colapso del gran universo, según la teoría del Big Bang, expuesta inicialmente en 1948 por el físico y astrónomo ucraniano y nacionalizado en EE. UU. George Anthony Gamow. 

Investigaciones posteriores de otros científicos (como Pensias y Wilson, en 1965) han planteado que la Tierra se formó por la colisión y fusión de fragmentos de diversos tipos de rocas, que conformaron el planeta tal como lo conocemos actualmente: 70 % de agua y 30% de tierra. Sin embargo, el planeta no es estático, sino que está sometido de manera permanente a cambios que provocan factores tanto externos como internos; uno de los que más influye en sus cambios es la acción humana, que deja huellas indelebles de destrucción en los frágiles sistemas que lo conforman. 

No obstante, individuos y colectivos humanos de la mayoría de países del mundo coinciden cada vez más sobre la importancia de la acción humana para proteger nuestra casa común ancestral. En esa dirección, uno de los elementos importantes ha sido la activa participación de los jóvenes que les están exigiendo a los gobernantes adquirir compromisos serios y verificables –especialmente a los de aquellos países más implicados en la emisión de residuos contaminantes del medioambiente– para que tales acciones sean una realidad. 

Resultado de esto es la cumbre COP26 (sesión número 26 de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Cmnucc), que se realiza en Glasgow del 1 al 12 de noviembre de 2021, y cuyo objetivo principal es concretar y poner en práctica el Acuerdo de París, firmado en 2015 por 197 países, para limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 °C, en relación con los niveles de la era preindustrial.

Entonces, retomando lo planteado al inicio, es evidente que los seres humanos debemos tomar conciencia de que la Tierra es un ser vivo y entender que actualmente está enferma por la acción destructiva que hemos ejercido sobre ella.

 En nuestras manos está la posibilidad de enderezar el rumbo que hemos tomado hasta este momento y tener una visión distinta: cuidar el planeta es cuidar nuestra supervivencia como especie, porque si la Tierra está enferma, también se afectan todas las criaturas que la habitan, y nosotros como especie somos parte integral de este proceso. La acción del cuidado planetario no se le debe dejar solo a los gobernantes, también es importante la actividad que cada persona pueda realizar para cuidar a nuestra común madre ancestral. www.urielescobar.com.co

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