Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
La enfermedad es una alteración o desviación del funcionamiento fisiológico en una o varias partes del cuerpo, provocada por ciertas causas; se expresa a través de varios síntomas y tiene una determinada evolución.
Esta es la definición operativa de la Organización Mundial de la Salud, OMS, y sobre la cual se establecen las estrategias de prevención, curación y rehabilitación. Tal concepción de enfermedad, basada en el positivismo de la investigación científica, no siempre ha sido concebida de esta manera; pero, sin duda, es la que se ha impuesto especialmente en la cultura de Occidente, que da prioridad a los hechos que pueden ser demostrables objetivamente.
En los inicios de la ciencia médica se tenían en cuenta dos elementos que están resurgiendo cada vez con más fuerza y cuentan con la aceptación en muchos círculos académicos e investigativos: la importancia de los pensamientos y la emocionalidad del individuo y la reflexión acerca de aspectos relacionados con el significado y las causas primarias que tiene el enfermar en el acontecer humano.
Los enfoques integrativos en la praxis médica, como su nombre lo indica, toman en cuenta los elementos ya mencionados, y es cada vez mayor el número de personas que buscan alternativas terapéuticas menos invasivas, sin tantos efectos secundarios, y, principalmente, con un trato más empático de parte del profesional sanitario.
Este enfoque pretende que los pacientes sean agentes activos en el proceso de superación de la enfermedad. Respecto a si tiene una causa primaria que trascienda la clasificación tradicional de la OMS, que divide su génesis en tres grandes grupos: las de origen transmisible, las no transmisibles o crónicas y las provocadas por diferentes tipos de lesiones, he aquí la respuesta. ¿Tiene la enfermedad un significado en la vida de cada individuo? ¿Puede ser considerada como una fuente de aprendizaje? En el año 1983 fue publicado un libro que causó una gran polémica acerca de este cuestionamiento que, reitero, no es nuevo en el acontecer de una reflexión centrada en el enfermar y sanar. El título de este libro es La enfermedad como camino: Un método para el descubrimiento profundo de las enfermedades, de autoría de los investigadores alemanes Thorwald Dethlefsen y Dahlke Rudiger.
El planteamiento central del libro es el siguiente: “No hay diversidad de enfermedades curables, sino una sola enfermedad determinante del ‘mal estar’. Lo que llamamos enfermedades son en realidad síntomas de esta única enfermedad. Todos los síntomas tienen un sentido profundo para la vida de la persona: nos transmiten mensajes del ámbito espiritual, y de su adecuada interpretación dependerá nuestra capacidad de recuperarnos”.
Este es un aporte importante que trata de hacer énfasis en un aspecto que no podemos olvidar los que ejercemos el arte de curar: la enfermedad es una lección que la vida o el universo nos pone para que aprendamos sobre el significado profundo que tiene cada suceso en la existencia del ser humano. Nada es casual, sino causal.
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