Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
¿Qué sucede con la conciencia humana después de la muerte del cerebro? ¿Toda la información desaparece? ¿O, por el contrario, sobrevive algo en una dimensión diferente a la física? Estas son
preguntas fundamentales que han concitado el interés de investigadores desde distintas vertientes de las ciencias de la mente, en especial después de la publicación en 1975 del libro Vida después de la vida, del psiquiatra y filósofo estadounidense Raymond Moody Jr. (1944 -).Una de las propuestas que más llamó la atención de este clásico de superventas es el apartado “Testimonios de casos reales que revelan que hay vida después de la muerte”. La controversia no se hizo esperar. Se puede decir, en términos generales, que hay dos posturas diametralmente opuestas que tratan de explicar las experiencias de muerte cercana (ECM), que de manera coincidente han relatado miles de personas.
Raymond Moody las sistematizó como las cinco etapas por las que transitan las personas desde el momento en que clínicamente son declaradas muertas hasta el instante en que “regresan” a la vida luego de maniobras de resucitación o de manera espontánea. Estas etapas son: sensación de paz y libertad; salida del cuerpo; encuentro con seres de luz; revisión de la vida y llegada al límite.
Por su parte, para algunos neurocientíficos, las ECM se producen debido a una serie de mecanismos y procesos neuronales y bioquímicos que ocurren en el cerebro por una situación de estrés intenso, en la cual experimenta una interrupción de su funcionamiento normal, lo que puede desencadenar en la liberación de neurotransmisores y de hormonas relacionados con la respuesta que da el organismo ante diferentes tipos de estresores.
La adrenalina y el cortisol se han visto implicados y serían los responsables, en gran medida, de los cambios en la percepción, la conciencia y la memoria. En este sentido, las ECM son la expresión de la activación de un mecanismo de defensa cerebral para protegerse de una situación traumática, lo cual podría explicar fenómenos como la sensación de estar fuera del cuerpo, la visión de túneles, de luces o la percepción de encuentros con otros seres ya fallecidos o con guías que le enseñan a la persona el camino de su evolución.
Un psiquiatra estadounidense tuvo una ECM, y las vivencias las consignó en un libro titulado Regreso del futuro (1978). Este investigador fue George G. Ritchie (1923 – 2007), quien luego de “volver” se percibía flotando fuera de su cuerpo, con una percepción consciente de sus pensamientos, deseos y miedos.
Este fenómeno que Ritchie describe como de conciencia expandida o de continuidad de la identidad permite que la persona llegue a la conclusión de la presencia de una forma de existencia después de la muerte física. Él termina afirmando de manera categórica que la conciencia no se extingue, sino que simplemente pasa a una dimensión distinta. ¡Fascinante este reto de indagar acerca de la realidad última de nuestro existir! www.urielescobar.com.co
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