sábado, 15 de febrero de 2025

Dimensiones - Positivismo tóxico

 Por Uriel Escobar Barrios, M.D.

En los últimos años, lo que se ha llamado de manera genérica literatura de superación personal ha ganado una popularidad sin precedentes. Libros que prometen enseñarnos a ser felices, a alcanzar el éxito y a vivir una vida plena inundan las estanterías de las librerías. 

Frases como "piensa en positivo", "todo está bien" o "la vida es hermosa" son mantras que proponer repetirse una y otra vez, casi como si fueran la solución mágica a todos nuestros problemas. Pero, ¿qué ocurre cuando este enfoque optimista se lleva al extremo? Hablamos, entonces, del positivismo tóxico, un fenómeno que, lejos de ayudarnos, puede generar más daño que beneficio. 

El positivismo tóxico es la creencia de que, sin importar lo difícil o dolorosa que sea una situación, debemos mantener una actitud positiva y enfocarnos únicamente en lo bueno de la experiencia. Quienes lo promueven suelen invalidar emociones como la tristeza, el enojo o la frustración, tachándolas de "negativas" y sugiriendo que son un obstáculo para alcanzar la felicidad. "No te quejes", "todo pasa por algo" o "podría ser peor" son frases comunes en este discurso, que, aunque bienintencionadas, pueden ser profundamente dañinas.

¿Por qué? Porque la vida no es siempre color de rosa. Todos enfrentamos dificultades, pérdidas y momentos de dolor. Negarlo o pretender que no existe es ignorar una parte fundamental de lo que nos hace humanos: nuestra capacidad para sentir y procesar emociones complejas. 

Cuando alguien nos dice que "todo está bien" en medio de una crisis personal, lo que realmente está haciendo es minimizar su propio sufrimiento. Esto puede llevarnos a sentirnos incomprendidos, aislados e incluso culpables por no poder "ver el lado positivo" de lo que nos está ocurriendo. Y el problema se agrava cuando internalizamos este mensaje y comenzamos a reprimir nuestras emociones. 

Creemos que si no somos felices todo el tiempo, es porque algo estamos haciendo mal. Esto puede generar una enorme presión emocional, que nos lleva a cuadros de ansiedad y depresión; después de todo, ¿cómo no sentir el fracaso cuando, a pesar de seguir al pie de la letra los consejos positivistas, la vida sigue siendo difícil?

La superación personal no es negar la realidad, sino aprender a enfrentarla de manera asertiva. Las emociones "negativas" no son enemigas; son señales que nos indican que algo no está bien y debemos prestarle atención. Aceptar que no siempre podemos estar bien es el primer paso hacia una verdadera resiliencia. 

La vida no es perfecta, y no es malo sentirse triste, enojado o frustrado a veces. Lo importante es cómo gestionamos esas emociones y qué hacemos con ellas. En lugar de caer en el positivismo tóxico, debemos fomentar una actitud de aceptación; esto implica reconocer y validar las emociones, sin juzgarlas ni reprimirlas. Solo así podremos construir una base sólida para el bienestar emocional. 

La vida no es siempre hermosa, pero eso no significa que no podamos encontrar belleza en ella, incluso en los momentos más difíciles. Superación personal no es rechazar el dolor, sino aprender a convivir con él y, a partir de él, construir una vida auténtica.
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