jueves, 18 de agosto de 2016

DIMENSIONES

Columna de opinión
EL PLEBISCITO SANTISTA

Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *

He recibido comentarios respecto a las últimas columnas sobre el tema del plebiscito, especialmente la relacionada con el ex presidente Uribe. La principal inquietud es porque ando metido en el tema de la política. La respuesta es que tengo el firme convencimiento del momento crucial, en el cual se encuentra nuestro país y todos los colombianos, debemos aportar desde nuestra experticia, elementos que permitan al resto de conciudadanos tomar la mejor decisión para beneficio de la patria.

Mi aporte como psiquiatra es tratar de entender no sólo la dinámica psicológica de los líderes que esgrimen argumentos a favor o en contra, sino, el impacto y las repercusiones de sus declaraciones y actuar en el resto de la población, que en últimas será la responsable con el voto del resultado definitivo.

El turno es para el presidente 59 de vida republicana, Juan Manuel Santos. Su historia se remonta al año 1.819, cuando fue arrestada y fusilada por el delito de lesa majestad, María Antonia Santos, tía de Eduardo Santos (presidente de Colombia entre 1.938-1.942) y de Juan Manuel. Su primo Francisco Santos fue vicepresidente del 2002 al 2010. Desde muy temprana edad fue preparado para gobernar, lo cual se dio luego de ser ungido por el presidente Alvaro Uribe, por la declaratoria de inconstitucionalidad de su segundo intento reeleccionista. No es un político tradicional que fue escalando cargos de elección popular, sino, dio un salto inmediato a la presidencia. Su personalidad es la antítesis de su antecesor, no mueve, no conmueve en su oratoria, es más bien plano, gris.

Su discurso disfémico (cortado, repetitivo), es compensado por una gran capacidad como estratega para calcular cada uno de sus movimientos, lo que le ha valido las críticas de sus detractores, que lo ven como un “traidor” de los ideales que encarnó para llegar a su primer período presidencial. El gran mérito del presidente es haberle apuntado y apostado, como ningún otro mandatario anterior, a jugársela por el tema del fin del conflicto armado con los grupos subversivos. El plebiscito encarna, de eso no hay ninguna duda, su ideal de paz. Sin embargo, en este momento le ha sido arrebatado y se ha convertido en el anhelo y propósito de un gran número de colombianos no santistas, que desean tener una patria dialogante e insertada en la modernidad.

*Uriel Escobar Barrios, médico psiquiatra. (Esta columna de opinión es responsabilidad directa de su autor)

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