EL RETO DE LA VACUNACIÓN
Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *
Hace algunos días conversaba con un profesional del área de la salud mental sobre un tema que concita la atención de los colombianos: la aplicación de la vacuna para inmunizar a la población contra la covid-19. Este colega expresó de manera enfática que no se vacunaría. ¿Cuál era la razón para no hacerlo? Dijo que no está dispuesto a que le alteraran su ADN, porque no sabe cuáles puedan ser las consecuencias futuras.
Le pregunté por qué lo expresaba con tanta seguridad, y respondió que circulaban muchos videos que exponían las terribles secuelas que la vacunación provocaba en un ser humano. Además, agregó que quienes lo afirmaban eran “científicos” de reconocimiento internacional. En ese momento fui consciente de que ninguna explicación que le diera sería suficiente para convencerlo de lo infundado de la información que había recibido.
Este no es un caso aislado. De acuerdo con un estudio realizado por el DANE entre el 7 de diciembre de 2020 y 3 de enero de este año, muchas personas en el país, en una proporción correspondiente al 40.1%, no estarían dispuestas a aplicarse la vacuna, a pesar de que este sería uno de los mecanismos para tratar de volver a los niveles de normalidad vividos antes de la pandemia.
Aparte de la supuesta modificación del ADN, ¿cuáles son otras razones para no hacerlo? Que la vacuna fue aprobada demasiado rápido sin el suficiente soporte investigativo que proporciona el largo plazo y el temor a los efectos adversos que puedan producirse pos inoculación, por mencionar las justificaciones que resisten algún tipo de análisis que las autoridades sanitarias puedan llevar a cabo. Y están, también, las personas que no se inmunizan por cuestiones religiosas o que no lo harán por culpa de la gran cantidad de teorías conspirativas sobre el control de la voluntad o la muerte masiva de la población mundial.
El reto que tiene el Ministerio de Salud es educar y sensibilizar a las comunidades sobre la importancia de aplicarse la vacuna. Sin embargo, el gran obstáculo es la información que circula en la superautopista de las redes; contenidos descontrolados que refuerzan el temor natural y la incertidumbre ante la situación actual, dirigiéndose directamente a la parte emocional de la persona, recurriendo a “testimonios reales”, sin aplicarles ningún tipo de filtro y sacándolos de contexto.
Bienvenida la libertad de información y el debate con argumentos apoyados en la evidencia científica; es claro que la gran mayoría de las posturas anti covid-19 no resisten un análisis riguroso y basado en los postulados de la ciencia.
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