GENERAR CONFIANZA COLECTIVA
Para que la sociedad se reconcilie, no hay otro camino que escucharnos, comprendiendo la realidad que se vive con una escucha abierta a que todos nos transformemos y evitando en lo posible que se acrecienten los señalamientos y las estigmatizaciones porque eso no lleva a ninguna parte.
Conversando en los sitios donde los jóvenes están organizados y tienen agendas claras, con la iglesia, con los empresarios y con las universidades. Es una tarea de todos, con colaboración indiscutible de reconciliación, actitud de apertura y optimismo, con la ilusión de un futuro distinto, en construcción colectiva, aceptando las diferencias, protegiendo la vida, con entusiasmo, con protección del ambiente y la sostenibilidad.
Recuperando la senda de la confianza, la crisis se convierte en una gran oportunidad, demostrando las lecciones aprendidas, en comunicación, en fortalecimiento de la sintonía y en el liderazgo para alcanzar consensos y fortaleza de carácter, para desbloquear la esperanza y ponernos a tono con los desafíos comerciales y económicos, poniendo todo nuestro empeño, experiencia y capacidad, con grandes objetivos a la altura de la historia, con apertura mental y equilibrio entre la libertad de expresión y la necesidad de ser amables y respetuosos ante quienes nos rodean, trabajando juntos para resolver problemas, mejorando sus vidas y las de sus vecinos con mente abierta, observando las evidencias antes de llegar a conclusiones.
Nadie puede negar que la recuperación empezó y eso queda en evidencia en las proyecciones de muchos centros de estudios, es entonces posible, afirmar que nuestra economía no ha sufrido daños estructurales, estamos respondiendo a la reactivación, en muebles, confecciones, piña, café, carne y medicamentos. Esta tendencia es positiva y revela un cambio estructural en la logística después de un largo proceso empresarial y esto ya es terreno ganado. A eso, hay que sumarle, además, que las vacunas funcionan y que a pesar de todas las vicisitudes, el proceso de vacunación avanza.
No es tiempo de cantar victoria, los desafíos siguen ahí, pero los signos positivos pueden dar algo de optimismo, no es tiempo de perder la esperanza, las aguas se han ido tranquilizando. El optimismo se propaga con facilidad, se debe seguir abonando el terreno de los consensos que generan confianza. Lo urgente es que haya crecimiento, reactivación de la economía y avances en la estabilidad social por una senda sostenible que empareje el camino del bienestar ciudadano más factible.
Con una baja importante en ingresos y utilidades, las empresas resistieron y están listas para la reactivación. A medida que avanza la vacunación, la economía se ha venido abriendo de forma progresiva, se está recuperando y lo está haciendo a muy buen ritmo y dinámica, en la medida en que la normalidad sea la constante en el futuro cercano y las afectaciones a la movilidad desaparezcan.
Tanto las previsiones sobre el consumo de los hogares, como respecto al gasto gubernamental, hacen pensar en un buen segundo semestre 2021. Así se observan los sondeos de opinión hechos entre comerciantes, que muestran muy buenas expectativas para esta última mitad del año.
La economía tiene mucho vigor reprimido por cuenta de las señales mencionadas, es fácil saltar a la conclusión de que lo que importa ahora es esperar a que las cosas vuelvan a su curso normal pero sin caer en la autocomplacencia, hay tareas por hacer, cuya una urgencia no ha desaparecido; lo primero, es mantener la guardia en alto ya que aunque las protestas han amainado, los factores subyacentes siguen presentes y por lo tanto, los diálogos iniciados deben mantenerse hasta superar el duro trance y salir fortalecidos con vientos de cooperación y solidaridad, con reglas básicas del camino que todos podamos cumplir, para desarrollar nuevos mercados, negocios, tecnología, logística, empresarialidad y justicia con las potencialidades locales.
Esa es la estrategia! Fomentar la confianza y la fe en la recuperación.
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