lunes, 19 de septiembre de 2022

Se advierte total improvisación para el Plan Nacional de Desarrollo

Gustavo Petro - Presidente de Colombia

La improvisación en la formulación del Plan Nacional de Desarrollo está preocupando a muchos sectores. En primer lugar, sólo después de 39 días de posesionarse el gobierno comienza el proceso de elaboración del Plan, bastante tarde, si se tiene en cuenta que el 15 de noviembre el Presidente de la República debe poner a la consideración

del Consejo Nacional de Planeación el proyecto del plan, como documento consolidado en sus diferentes componentes (Ley 152 de 1994, articulo 18).

Lo extraño, es que el mismo día en que se debe entregar el Plan de Desarrollo a este Consejo, se estarán realizando los diálogos regionales vinculantes en Yopal, Juradó y Florencia, que cubren Casanare, subregión del Darién y Caquetá amazónica, respectivamente. O sea, que las conclusiones de estos encuentros no podrán ser analizados por los consejeros de planeación.

Pero más grave, se tienen programados para el 17 de noviembre encuentros en Manizales y Santander de Quilichao, para atender a Caldas y Norte del Cauca, respectivamente. Una vez más las conclusiones no harán parte del Plan sobre el cual debe conceptuar el Consejo de Planeación.

Y para colmos, la diáspora colombiana tampoco quedará incluida en el documento del Plan, porque su diálogo virtual será el 17 de noviembre, igual le pasará a las comunidades del Vaupés, que tendrán el diálogo en Mitú el 21 de noviembre.

Una de las preocupaciones sobre la construcción del Plan de Desarrollo es la metodología. El Director Nacional de Planeación, Jorge Iván González, dice que se realizarán mesas temáticas de veinte personas, donde se expresaran los problemas y las principales necesidades locales. Luego unos relatores, escogidos previamente, organizan las conclusiones priorizando las opciones regionales, que se deben enmarcar en un proyecto estratégico.

Después de recogerse toda la información nacional, el DNP “tiene la función de organizar y hacer la jerarquización final, dependiendo de las prioridades de cada subregión. Algunos de los proyectos finales se articularán con los de otras subregiones”, apuntó González en un escrito elaborado para la Revista Sur.

La otra inquietud, es quiénes pueden intervenir. Según el consejero para las regiones, Luis Fernando Velasco, quienes quieran hablar deben inscribirse, pero que si no pueden hacerlo, no tienen problema, que pueden ir al sitio de la reunión y pedir la palabra. Esto desatará un tremendo lío.

En la preparación del evento para el eje cafetero, surgió una inquietud entre varios sectores públicos y privados, al conocerse una publicación del historiador Carlos Victoria, jefe del Pacto Histórico en Risaralda, donde aseguraba que  “La preparación de los Diálogos Regionales Vinculantes en cabeza del Pacto Histórico en Risaralda busca redimir la vida democrática ante las exclusiones de todo tipo”.

La pregunta que se le ha transmitido al ministro del interior Alfonso Prada, es si esos diálogos regionales responden a una política gubernamental o están instrumentalizados por una estrategia política de la coalición que ganó la presidencia de la república.

A propósito de Prada, afirmó que los diálogos en cada territorio tendrán una duración de dos días. ¿Quién pagará la presencia de las comunidades, normalmente muy pobres, en estos eventos? 

Hay que señalar que en Cundinamarca, por ejemplo, se reunirán más de 90 municipios; en Pereira están convocadas personas de 38 municipios y en Manizales llegaría gente de 26 municipios. Muchos de los asistentes requieren que les costeen los viajes y la permanencia. ¿Los movilizará el Pacto Histórico?

La iniciativa de dialogar con todo mundo es interesante y saludable, pero la forma y la improvisación en la organización genera muchos riesgos de fracaso y nuevas frustraciones para la comunidad.

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