sábado, 4 de marzo de 2023

Los carretudos de la descentralización

Claus Adara – desde el Caribe

El dilecto amigo y eterno gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa, planteó hace varios años la posibilidad de que los departamentos del Caribe se constituyeran en una región administrativa y de planificación. Gracias a su prestigio

recibió el visto bueno del Senado de la República. Pero los gobernadores se demoraron casi ocho años en ponerse de acuerdo para nombrar un gerente. 

El nombramiento recayó en la persona de Amílkar “el ministro” Acosta, quien buscó afanosamente esa posición. Una vez posesionado, Acosta, un hombre ducho en cosas relacionadas con el Estado, le solicitó a Planeación Nacional su asistencia técnica para elaborar un plan de mediano y largo plazo de carácter regional.

Planeación Nacional le contestó que no podían ayudarle y le sacaron decenas de evasivas. Entonces, recursivo como es, les solicitó entonces ayuda a sus hermanos de Bogotá y del Valle del Cauca, que ya tenían un plan estratégico para sus respectivos esquemas asociativos territoriales. La sorpresa que se llevó es que por indicaciones de Iván González, el director general del DNP, se anularon esos planes estratégicos, dizque porque no cumplían con los requerimientos que había fijado un decreto, que entre otras cosas, le da facultades a Planeación para vetar esa clase de instrumentos técnicos. 

Vale decir, según me explicaron por aquí en la Gobernación, estas RAP tiene como consejo directivo a los gobernadores. O sea, que la autoridad territorial quedó valiendo un peso.

Ahora a nuestro amigo guajiro, le tocará hacer muchísimas maromas para poder construir un plan que tiene más requisitos que el tute. Nos imaginamos a Amilkar haciéndole antesala a un asistente de un subdirector en Planeación Nacional, para pedirle que le autorice avanzar en la formulación de un proyectos, y luego, con él debajo del brazo, hacer nuevamente fila para que otro funcionario lo revise y le haga correcciones “que deberá aplicar en el término de la distancia, si quiere que lo autoricemos”.

Acosta, un curtido y reconocido economista, orgullo del caribe, deberá someterse a la revisión previa de la poco inteligente, pero muy soberbia burocracia bogotana, para poder obtener el beneplácito de que su proyecto va a ser estudiado por el gobierno nacional. 

Tomándome un jugo de corozo, me dice un contertulio, que tiene porqué saberlo, que al tal Iván González, sus compañeros le maman gallo llamándolo “el sabio”, y lo más simpático es que él se lo cree.

Este González proclamaba hace años, desde su puesto en la academia, la urgencia de la descentralización. Pero ahora, montado en carro oficial y ganando sueldo de ministro, abandono ese discurso y se convirtió en “el apóstol de la recentralización”.

Así como González, muchos funcionarios del gobierno Petro, se han dedicado a hablar pura cháchara del apoyo a las regiones. La realidad, es que por orden del Presidente, los dineros destinados a la bolsa regional de las regalías, está siendo dispuesto para el financiamiento del Plan Nacional de Desarrollo. 

Los departamentos van a perder esa plata, cerca de seis billones de pesos, si los congresistas no se mosquean.

Decíamos hoy, que Amílkar escogió mal la posición gerencial que quería ejercer, porque esas figuras de las RAP, tienen sus días contados. Con seguridad van a desaparecer, porque el gobierno nacional no tiene ningún interés en permitir que ellas operen, por una razón, Petro no está dispuesto a jugar en favor de las autonomías regionales. Él quiere concentrar todo el poder.

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