sábado, 16 de marzo de 2024

Dimensiones - Pereza existencial

 Por Uriel Escobar Barrios, M.D.

Para vivir se requiere una motivación o un propósito que justifique al individuo mismo la respuesta a la pregunta que siempre rondará en su cabeza, aunque muchas veces no sea de manera consciente: ¿para qué estoy en este mundo? Siempre habrá una meta por alcanzar, un anhelo

por el cual luchar para que se convierta en una realidad futura que provocará alegría o satisfacción. 

De hecho, desde el punto de vista psicológico, se considera que entre los 50 y 60 es una etapa en la cual la persona comienza a preguntarse si efectivamente ha cumplido las expectativas que tenía de joven. Y como la edad posterior coincide con la jubilación (después de los 65), sí que es un periodo crítico y es responsable de muchos síntomas de corte depresivo, con pensamientos reiterativos, muchas veces llenos de culpa porque no se pudieron cumplir uno o varios objetivos planteados a edades tempranas. Ahora bien, hay un fenómeno bastante común en franjas de población cada vez mayores que están en el ciclo vital que se corresponde con la adolescencia y la juventud (de 12 a 28 años): no hay una motivación para vivir.

Los indicadores que muestra la Organización Mundial de la Salud, OMS, durante el 2023 son contundentes: más del 40 % de los 703 000 suicidios que sucedieron a nivel global ocurrieron en este tipo de población; una tendencia idéntica en nuestro país. Las ciencias sociales han estudiado el fenómeno que está sucediendo en dicho grupo etario, a quienes han denominado de manera coloquial como los “ninis”, para hacer referencia a jóvenes que ni estudian, ni trabajan y no los seducen para nada las alternativas que les ofrece la sociedad en el ciclo tradicional de estudio – trabajo – jubilación. 

A ellos, en la época de redes sociales y de tantos cambios en la dinámica social, no les interesa tener hijos, relaciones afectivas basadas en el estatus del matrimonio o  permanecer toda su vida activa trabajando para una sola empresa. Algunos, que he tenido la oportunidad de acompañar terapéuticamente, manifiestan que sienten una profunda pereza por la vida, como si estuvieran en un lugar equivocado y con una visión muy arraigada de no futuro. ¿Cómo afrontar este fenómeno que cada vez tiene un mayor impacto en la salud mental de los jóvenes y, por supuesto, de sus familias y de la sociedad?

No se puede tener una respuesta única desde un solo ámbito (en este caso, la salud mental) para una situación global y pluridimensional. Lo que sí se puede afirmar desde lo psicológico es que es fundamental el empoderamiento a partir de edades muy tempranas de los niños y adolescentes, para que sean conscientes del papel protagónico y la responsabilidad que les compete en el camino hacia el futuro de la civilización; y esto se logra a través de la transmisión de los valores personales, familiares y sociales, en el marco de una relación padres/hijos basada en el respeto y la aceptación incondicional del individuo desde su particular forma de relacionarse con el mundo. Los padres y los adultos deben cumplir un rol trascendental en este proceso de acompañar a los jóvenes en su transitar por el contexto actual.  www.urielescobar.com.co

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