viernes, 6 de septiembre de 2024

Dimensiones - La conciencia lo es todo

 Por Uriel Escobar Barrios, M.D.

El individuo humano como resultado del proceso evolutivo de la especie ha desarrollado una conciencia de su propia existencia.

 A lo largo de la historia de la civilización, esta facultad ha generado grandes debates acerca de su definición, de cuál es el asiento

anatómico donde se desarrolla, de la función que cumple y, sobre lo más controversial, ¿es la conciencia un producto del funcionamiento cerebral como una propiedad emergente o, por el contrario, trasciende lo puramente físico y puede existir de forma independiente? Comencemos por el primer y segundo aspecto, relacionado con la definición y las bases anatómicas. La conciencia es la capacidad del individuo para percibir el entorno en el cual se desenvuelve, así como también las sensaciones internas del cuerpo y los procesos psíquicos y emocionales. El psiquiatra suizo Eugen Bleuler (1857 – 1939) la definió como el conocimiento del conocimiento propio, haciendo referencia a aspectos como la metacognición (capacidad para entender el estado de la mente propia, la de los demás y de anticipar la conducta a partir de la percepción de emociones y sentimientos). Para su exploración, las ciencias de la mente la definen de una manera operativa como la capacidad para estar en estado de vigilia (normal) o alterada (letargia, obnubilación, estupor y coma). 

Respecto a las bases sobre las cuales se produce el funcionamiento de la conciencia,  hay dos posturas claramente diferenciadas: por un lado están los filósofos e investigadores denominados fisicalistas, que consideran que todo lo que existe en el mundo es físico, que puede ser estudiado y comprendido a través de entidades y fenómenos materiales o de la energía, que es el tejido que sustenta cualquier entidad tangible. Desde esta perspectiva, el cerebro es el órgano encargado de producir los contenidos de la conciencia ya referenciados. La conciencia es, entonces, una función emergente del cerebro, o sea, es una resultante de la complejidad y organización de las redes neuronales y de la acción de hormonas y neurotransmisores que actúan sobre la fisiología cerebral. La otra postura sostiene que la conciencia es algo más que una función emergente del cerebro y que existe independientemente de este, que es un medio a través del cual ella se manifiesta. Las tradiciones espirituales, en especial los vedas (textos que, según el hinduismo, contienen el conocimiento fundamental relacionado con la causa subyacente, la función y la respuesta personal a la existencia), afirman que “la fuente de todo lo físico y material es un campo de conciencia”.

La ciencia también ha realizado un aporte fundamental en este último aspecto. El físico estadounidense, Steven Weinberg (1933 – 2021), junto a los también físicos Abdus Salam y Sheldon Lee Glashow, ganaron el Premio Nobel en 1979 por un descubrimiento revolucionario: ¡todo lo que observamos en el nivel de manifestación superficial parece provenir de un campo unificado de las leyes que rigen el funcionamiento de la naturaleza! La conciencia desde esta perspectiva lo es todo, trasciende la materia, es Dios, la fuente creadora de todo lo existente.  www.urielescobar.com.co

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