Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
La filosofía perenne es una corriente de pensamiento que postula la existencia de una verdad espiritual universal, atemporal y subyacente a todas las grandes religiones y sistemas filosóficos.
Sostiene que, más allá de las diferencias culturales o doctrinales, existe un núcleo común de sabiduría que apunta a una misma realidad trascendental, accesible mediante la experiencia mística o contemplativa. Esta perspectiva reconoce que en el ser humano reside una dimensión divina o esencial que puede ser conocida y vivenciada directamente, y que dicha realización constituye el propósito más profundo de la vida.
Aunque el término fue acuñado por Agostino Steuco (1497–1548), quien intentó mostrar la coherencia entre la filosofía antigua y la revelación cristiana, el concepto tiene raíces más profundas. En el siglo III, el filósofo neoplatónico Plotino (205 - 270) formuló la idea del Uno, un principio supremo del que todo emana y al cual todo regresa. Esta noción influyó tanto en pensadores cristianos como en místicos islámicos y sabios hindúes. En la Edad Media, Meister Eckhart (1260–1328), místico alemán, enseñaba sobre la chispa divina interior y la posibilidad de unirse con Dios desde el alma.
En Oriente, Adi Shankara (788–820), gran exponente del Advaita Vedānta, sostenía que el yo individual no es diferente del Brahman, la realidad última e inmutable. Por su parte, en el mundo islámico, el poeta y místico sufí Rumi (1207–1273) expresaba en sus versos la unión del alma con lo divino como un viaje de amor y entrega. Ya en el siglo XX, Aldous Huxley (1894–1963) revitalizó el concepto con su obra The Perennial Philosophy (1945), donde reunió textos de místicos cristianos, sufíes, vedánticos y budistas para mostrar la unidad esencial de sus enseñanzas.
Huxley presentó esta sabiduría como una guía para la vida interior, una vía de autoconocimiento que trasciende los límites del pensamiento racional y se orienta hacia la experiencia directa de lo sagrado. Sobre esta base conceptual emergió la psiquiatría transpersonal, una corriente que comenzó a consolidarse en la década de 1960 con figuras como Abraham Maslow (1908–1970) y Stanislav Grof (1931 -). Grof, pionero en la investigación de los estados no ordinarios de conciencia, desarrolló herramientas terapéuticas como la respiración holotrópica, que permitían a las personas acceder a dimensiones profundas del psiquismo, incluyendo memorias perinatales, arquetipos universales y experiencias místicas.
En el campo del autoconocimiento, la filosofía perenne actúa como una brújula existencial. Su premisa central —que el ser humano puede reconocerse como parte de una realidad espiritual más amplia— abre caminos terapéuticos.
Al integrar la sabiduría espiritual de oriente y occidente con las herramientas clínicas de la psiquiatría moderna, la mirada transpersonal pone en el centro al ser humano como una totalidad que incluye cuerpo, mente, alma y conciencia. Así, la filosofía perenne deja de ser una noción filosófica abstracta para convertirse en una vía viva hacia la plenitud, la compasión y la transformación interior. www.urielescobar.com.co www.urielescobar.com.co
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