EL DOLOR DE LA TRAGEDIA
Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *
La noche del viernes 31 de marzo del 2017 llovía torrencialmente en la Amazonia colombiana. Los 43.721 habitantes de Mocoa -la capital del departamento del Putumayo- dormían plácidamente, sin advertir que las fuerzas incontenibles de la naturaleza estaban a punto de provocar la peor tragedia de su historia desde que fue fundada, el 6 de marzo de 1551.
Los desbordamientos de los ríos Mocoa, Mulato y Sancoyaco no solo arrasaron con casas, enseres e ilusiones construidas por los mocoanos a lo largo de los años, sino que dejaron más de 311 muertos e igual número de desaparecidos.
La solidaridad del mundo y de los colombianos no se hizo esperar ante el caos generado por esta situación. El apoyo de todos nosotros para los hermanos que han perdido casi todo lo que habían construido con un gran esfuerzo durante muchos años debe ser resarcido por el Estado y por la sociedad, que como una sola fuerza debe levantarse, para enfrentar los embates de las circunstancias. Como lo dice el refrán: “Cuando estamos unidos, no seremos vencidos”; y esa es la voz, acompañada de acciones concretas, que ellos esperan oír del resto de sus compatriotas.
Lo material puede repararse; ¿pero qué sucede desde el punto de vista emocional con las personas que han tenido tantas pérdidas? Es grande el sufrimiento que padecen en este momento, y si no se las ayuda con una orientación profesional adecuada, no podrán superar las profundas huellas del trauma psíquico provocado por estas circunstancias.
El trastorno de estrés postraumático, que es la perpetuación de este padecimiento psicológico se podrá disminuir si a la persona que ha sido afectada de manera tan dolorosa se le da la posibilidad de expresar sin restricciones el profundo sufrimiento que la embarga.. www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16
*Uriel Escobar Barrios, médico psiquiatra. (Esta columna de opinión es responsabilidad directa de su autor)
Los desbordamientos de los ríos Mocoa, Mulato y Sancoyaco no solo arrasaron con casas, enseres e ilusiones construidas por los mocoanos a lo largo de los años, sino que dejaron más de 311 muertos e igual número de desaparecidos.
La solidaridad del mundo y de los colombianos no se hizo esperar ante el caos generado por esta situación. El apoyo de todos nosotros para los hermanos que han perdido casi todo lo que habían construido con un gran esfuerzo durante muchos años debe ser resarcido por el Estado y por la sociedad, que como una sola fuerza debe levantarse, para enfrentar los embates de las circunstancias. Como lo dice el refrán: “Cuando estamos unidos, no seremos vencidos”; y esa es la voz, acompañada de acciones concretas, que ellos esperan oír del resto de sus compatriotas.
Lo material puede repararse; ¿pero qué sucede desde el punto de vista emocional con las personas que han tenido tantas pérdidas? Es grande el sufrimiento que padecen en este momento, y si no se las ayuda con una orientación profesional adecuada, no podrán superar las profundas huellas del trauma psíquico provocado por estas circunstancias.
El trastorno de estrés postraumático, que es la perpetuación de este padecimiento psicológico se podrá disminuir si a la persona que ha sido afectada de manera tan dolorosa se le da la posibilidad de expresar sin restricciones el profundo sufrimiento que la embarga.. www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16
*Uriel Escobar Barrios, médico psiquiatra. (Esta columna de opinión es responsabilidad directa de su autor)
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