sábado, 20 de marzo de 2021

DIMENSIONES

 LOS RICOS NO SON AFORTUNADOS

Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *

Las riquezas que entrega la madre tierra son para el disfrute de todos los seres que la habitan. El oxígeno, el agua y todos los elementos constitutivos de sus entrañas, se supone, son para satisfacer las necesidades de cada uno de sus habitantes por igual; esta se puede considerar como una ley que rige el funcionamiento de los diversos ecosistemas planetarios. 

¿En qué momento el ser humano se olvidó de tales principios rectores del orden natural? Y peor aún, ¿en qué instante se aceptó que aquellos individuos de la especie que acaparan y tienen más recursos a expensas de los otros fueran dignos de imitar? Hace algunos días, con un grupo de analistas, conversaba sobre economía, destino planetario y los tipos de relaciones políticas que se dan de una manera predominante en el mundo actual. Uno de los contertulios hizo el siguiente planteamiento: “Las personas más ricas del mundo, que constituyen menos del 10 % de la población mundial, deberían hacer unas acciones para ayudar a las demás personas, ya que ellos son afortunados”. 

Casi que de una manera automática manifesté la siguiente postura, como una forma de avivar el debate y aportar una óptica distinta a la manera como entiendo la situación: “Pienso que los que tienen grandes recursos económicos y poder para seguir perpetuando y enriqueciéndose a expensas de ejércitos de personas que trabajan para ellos no son afortunados, si esto se analiza desde los principios del orden natural y de una ética que debe regir al individuo humano en su proceso de adquirir conciencia sobre la necesidad de construir unas relaciones basadas en la fraternidad, la solidaridad y el predominio del bien común sobre los intereses particulares”. 

Y de esta afirmación, sin duda, se despliegan análisis desde múltiples aristas, pues son muchos los elementos que confluyen en las complejas relaciones entre los seres humanos en la construcción de comunidades locales y globales. 

Los partidarios de la economía basada en el modelo capitalista proponen, a grandes rasgos, que la economía se debe basar en la propiedad privada de los medios de producción, la libertad de mercado y, como consecuencia de ello, la acumulación de capital. Esto permite la competitividad para acceder a las riquezas disponibles y produce la clara e inaceptable diferenciación entre los que “tienen recursos”, porque los han conseguido a través de diferentes tipos de maniobras –los afortunados de que habla el contertulio–, y los que no tienen acceso a ellos, igualmente debido a situaciones muy diversas. 

¿Cómo podemos llamar a estos últimos, que son la mayoría de la población? Ningún sistema económico o político logrará el bienestar de las personas si estos no se ponen al servicio del ser humano, el cual debe estar por encima de la economía o la riqueza material.

 www.urielescobar.com.co  Twitter: @urielbarrios16 

No hay comentarios:

Publicar un comentario