sábado, 29 de mayo de 2021

DIMENSIONES

EL DILEMA DE COLOMBIA

Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *

Las diferencias que generan conflictos entre los seres humanos pueden resolverse a través del diálogo. No es posible una vía civilizada distinta, pues la otra opción es la confrontación, el sometimiento del contradictor a través de actos de violencia donde se impone la ley del más fuerte. 

En la historia de Colombia de los últimos 50 años de enfrentamientos fratricidas hemos asistido al espectáculo de dos bandos que se han mostrado irreconciliables: los que creen que declarando la guerra y destruyendo la infraestructura y las principales formas de producción de un país lograrán derrocar al poder dominante y sobre esas ruinas construir un nuevo orden social; y quienes defienden que la pacificación se logra a través del sometimiento de los contradictores o su extinción por la fuerza de las armas. 

Los desplazamientos de más de seis millones de personas –en su gran mayoría campesinos, indígenas y afrocolombianos– y los 262.197 asesinatos demuestran de manera fehaciente que esta no es la salida.

Sin embargo, el mes cumplido de protestas en Colombia –las cuales iniciaron el 28 de abril del presente año– demuestra que en muchos sectores, especialmente en los de la clase dirigente, parecen no estar convencidos de esta realidad histórica, y siguen arrastrando al país al abismo del caos, la confrontación y el cada vez mayor empobrecimiento de la población. 

¿Por qué tanta dilación para iniciar de manera urgente unas mesas de diálogo y concertación? ¿Qué se pretende: que con el paso del tiempo el cansancio se apodere de los que protestan o que la población general exhausta de tanta incertidumbre rechace a los marchantes? En los últimos días, analistas tanto nacionales como internacionales han observado con incredulidad ciertas expresiones por parte de representantes del Gobierno. Una de ellas fue la vicepresidenta y canciller, Martha Lucía Ramírez, quien afirmó: “Durante la campaña del referendo del acuerdo con las FARC, repetí insistentemente que el punto 2.2 (garantía a la movilización y protesta pacífica) presentaba el riesgo de pasar del país del conflicto al país “en modo protesta y modo paro”, y así está sucediendo”.

Otra se dio el 21 de mayo del presente año, cuando el presidente de la República en una autoentrevista (realizada por su equipo de gobierno) declaró lo siguiente: “Cuando gané las elecciones, el candidato que derroté dijo que iba a estar en las calles todo mi mandato, que iba a protestar durante todo mi gobierno. 

Su propósito era no dejarme gobernar". ¡Horror! A buen entendedor, pocas palabras. ¿Significa, entonces, de acuerdo con esta lógica, que en Colombia no existe ningún motivo para la protesta social? ¿Que todo este movimiento obedece a las “malignas” intenciones de una persona? No, señores. Siéntense y escuchen los clamores de la gente; hay suficientes motivos para el descontento del pueblo que ustedes en su dignidad representan. 

 www.urielescobar.com.co  Twitter: @urielbarrios16 

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