sábado, 21 de agosto de 2021

DIMENSIONES - Dogmatismo, estigmatización y sufrimiento

 Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *

Lo que le sucede a un individuo de cualquiera de los cinco reinos en que se clasifican los organismos vivientes tiene repercusiones en el resto de los seres que habitan el planeta. Cada vez hay una mayor conciencia en los humanos sobre la gran importancia que tiene el cuidado y la preservación de toda forma de vida, como la mejor forma de lograr el equilibrio en los hábitats donde se desarrollan las comunidades. 

Para llegar convencerse de la importancia del cuidado del entorno como uno de los elementos claves para tener una vida en armonía con los ecosistemas, ha sido necesario un largo proceso de ensayo y error, camino en el que el hombre ha provocado la destrucción de grandes extensiones de selvas y bosques nativos, lo cual ha traído como consecuencia el cambio climático, mayores porciones de tierras desérticas y la escasez del agua en cada vez más territorios del mundo. La humanidad no solo ha estado destruyendo a la madre planetaria, ¡sino también a sus propios congéneres!

La historia de lo que ha sucedido en Afganistán es sobrecogedora, dolorosa e implica un retroceso a un pasado que debería estar superado en todos los países del mundo. ¿Cómo es posible que en el nivel de desarrollo tecnológico e intelectual que ha logrado el ser humano en esta etapa de su evolución, aún se sigan exterminando a las personas por pensar de una manera distinta? ¿Cómo es posible que se estigmatice a un individuo por su sexo –como sucedió con las mujeres que perdieron casi todos sus derechos sociales y económicos durante el gobierno Talibán establecido entre 1996 y 2002? 

Las imágenes que muestran los medios de comunicación sobre la huida de miles de afganos por temor a las represalias o a la implementación de un nuevo régimen fundamentalista en su país, que violente sus derechos básicos, parecen extraídas del infierno de Dante. Desde 1973, cuando se estableció la república de Afganistán, sus 38 millones de habitantes se han visto sometidos a intromisiones, agresiones externas (de Rusia y EE. UU.), al caos y a la violencia ejercida por fracciones de su propia población que buscan quedarse en el poder.

El sufrimiento del pueblo afgano, como lo expresé en el artículo anterior con respecto a Haití, es el de toda la comunidad humana global, y todo lo que les sucede a ellos debe concitar una gran solidaridad mundial, porque de por medio está el futuro y el bienestar de la especie humana. Buda lo expresó de manera magistral hace 2600 años cuando dijo: “Donde quiera que haya un ser vivo en sufrimiento, también sufre mi alma”. Pido fervorosamente por el diálogo, la no estigmatización y el reconocimiento pleno de todos los derechos de los habitantes de este país hermano. Que así sea. 

 www.urielescobar.com.co  Twitter: @urielbarrios16 

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