lunes, 25 de julio de 2022

En la clase alta también hay clases baja y media

Por Claus Adara – Desde el Caribe

En el estrato alto, definido por la Dian y el Dane, como aquellos que ganan más de $10 millones. Es un grupo de 208 mil personas, entre asalariados, empresarios e independientes.

En ese selecto grupo de colombianos están Luis Carlos Sarmiento Angulo, cuya fortuna asciende a US$9.900 millones, la familia Guilinsky (US$ 4.900 millones), las familias Santodomingo y Ardila, el presidente de Ecopetrol Felipe Bayón cuyo salario mensual es de $90 millones, el presidente Iván Duque con una asignación de $35 millones, igual a la de los 280 congresistas y magistrados de las altas cortes.

También hacen parte de la agrupación de los denominados ricos, los presidentes de multinacionales y de compañías colombianas, ministros, viceministros, secretarios generales, jueces, gobernadores, alcaldes de ciudades capitales, gerentes de banco, secretarios de despacho, profesores con doctorado en ciertas universidades, embajadores, la alta oficialidad de las fuerza militares y de policía, oficiales retirados, excongresistas, exmagistrados, expresidentes de la república o sus viudas, entre otros del sector privado.

Como es evidente dentro de la clase alta, hay estratos bajos, vulnerables, medios, altos y muy altos.

En el barrio Rosales, en Bogotá, por ejemplo, donde se apiñan los grandes cacaos del país, es posible encontrar la mansión de Sarmiento Angulo, la supercasa de un empresario de las comunicaciones, el gran apartamento del presidente de Ecopetrol, el apartamento de un parlamentario y el apartamentico de un viceministro. Allí también pueden vivir, un secretario de la alcaldía de Bogotá y un profesor de Los Andes.

La diferencia entre ellos es el nivel de ingreso. Hay personas que apenas sí superan los $10 millones mensuales y otros que pasan por ahí de lejos… muy lejos. Sin embargo, hay circunstancias y costos que los igualan. Así es la democracia.

La tarifa de predial para estrato seis, es igual para todos. El valor de la membresía y la cuota mensual del club social es igual para un Guilinski o un gerente local de banco. El precio por metro cúbico de agua o de kilovatio de luz, no varía para ninguno de ellos. El tiquete de cine o de teatro no distingue entre ellos. Igual ocurre con el precio del galón de gasolina y el valor de un plato de comida en un restaurante.

Los denominados ricos de Colombia, comparten las mismas vías, pagan el mismo valor del peaje, sufren los mismos trancones, cancelan el mismo costo de un pasaje aéreo y, ahora, todos están en el mismo grupo de responsables tributarios.

Al que apenas sí logra superar los $10 millones mensuales y vive en los mismos barrios donde habitan los muy ricos, apenas sí logra llegar al final del mes con sus ingresos, y en adelante vivirá con mayores aprietos, porque no tendrá ningún tipo de exenciones a sus ingresos. Serán los denominado “ricos vulnerables”.

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