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| Imagen: Policía Nacional |
No hemos visto al presidente Iván Duque viajando a los pueblos y solidarizándose con las familias que reciben los despojos mortales de los policías asesinados por el Clan del Golfo.
Lo que sí hemos visto, son los rostros adoloridos de humildes familias que perdieron a sus hijos, esposos y padres por un plan pistola desatado por criminales de las autodefensas, los que apenas sí han recibido algunos golpes certeros de las autoridades.
Policías que ejercen su función caminando o montados en sus motos, pero indefensos frente a la violencia que se ha tomado a Antioquia y Córdoba, entre otras regiones, sin que haya una reacción contundente contra quienes ejercen ilegítimamente la autoridad.
Mientras los policías mueren en cumplimiento de su deber, el presidente Duque prefiere exhibirse en Miami recibiendo un premio de una cuestionada organización de derecha; o tomándose una fotografía con el príncipe de Gales en Londres; o presentando un libro en Los Ángeles; o llevándole saludos de su mentor al Duque de Cambridge; o yendo a Portugal para recibir una medalla de un Infante.
Duque Márquez dejó de gobernar desde hace varios meses y se dedicó a viajar por el mundo, para despedirse de gente a la que no le hará falta ni lo recordará, y repetir un discurso lleno de mentiras e incoherencias, el mismo por el cual fue chiflado en la instalación del Congreso colombiano el pasado 20 de julio.
La monumental figura del Presidente ha estado ausente de los escenarios en donde se han producido dolorosos hechos que ensangrientan el país.
Duque no está cumpliendo con su deber.
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