sábado, 31 de diciembre de 2022

Dimensiones - Demonios interiores

 Por Uriel Escobar Barrios, M.D.

Dios y el demonio están en el interior de cada individuo, no son seres externos. El uno, ubicado en las alturas celestiales, y el otro, en las profundidades del averno, como se nos enseñaba hace algunos años: ¡no! Los dos están presentes como partes constitutivas del ser y ambos constituyen una energía o pulsión en la existencia cotidiana de todo ser humano. 

Luego de las fiestas de Navidad en una entrevista radial me preguntaban mi opinión sobre la intolerancia de muchas personas en estas fechas, que se ve reflejada en el aumento de la accidentalidad, las riñas y las muertes. 

La periodista ponía como ejemplo el caso de Héctor Francisco Amaris: en Girón, Santander, se tropezó de manera accidental con una persona que no solo lo insultó, sino que le propinó varias puñaladas en el tórax y el cuello que terminaron con la vida de Amaris. Situación y desenlace similar se presentó en el barrio Simón Bolívar de Bogotá. Estos casos demuestran de manera fehaciente la realidad que se vive en todo el país.

¿Por qué se incrementan los casos de intolerancia en Navidad y en vísperas de Año Nuevo? La respuesta es que las personas replican en su actuar lo que viven en la sociedad. Colombia es una nación donde predominan las conductas que perpetúan la discriminación, el estigma y los prejuicios relacionados con la diferencia natural que tenemos los seres humanos; es una nación donde no se acepta esta diversidad y se pretenden “uniformar” determinados roles calificándolos de buenos, malos, aceptables e inaceptables, según las expectativas de cierto grupo social. 

En la mente de quienes asumen esta actitud se encuentra el pretender ser los jueces que pontifican sobre lo que es o no aceptable en la condición humana. Ahora bien, en las interacciones sociales quienes comparten estos paradigmas los pueden controlar y no llevarlos a la acción, gracias a los mecanismos de autocontrol neurobiológicos que tiene el ser humano. 

Sin embargo, cuando la persona se desinhibe de dicho mecanismo natural de autocontrol, en este caso específico de la época de fin de año, por el consumo exagerado de licor o demás sustancias psicoactivas, esos demonios interiores comienzan a dominar tanto la esfera psíquica (por medio de palabras o señalamientos), como el comportamiento (la expresión de violencia o conductas imprudentes). 

En todo individuo hay una pulsión tanática, que no es más que el impulso agresivo o autodestructivo que muy bien describió el psiquiatra Sigmund Freud (1856-1939). Dios representado por el amor y el demonio por el odio coexisten como pulsión en cada individuo, formando parte de su estructura psíquica. Reconocerlos es parte del proceso de humanización del ser.       

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