sábado, 4 de marzo de 2023

Dimensiones - Todo tiempo pasado fue peor

Por Uriel Escobar Barrios, M.D.

La evolución natural de los individuos que conforman el reino animal y vegetal ha permitido que tengan una característica común: la tendencia a perfeccionarse con el paso del tiempo. Sobre esto no hay duda alguna: el nacimiento, crecimiento, desarrollo, reproducción y muerte es el proceso que sigue todo organismo viviente. 

En el caso específico del humano, los primeros años del individuo son de una total dependencia de sus mayores para sobrevivir, y, además, para sentar las bases que le permitan ejercer su propia autonomía. Esto se logra gracias a los mecanismos de aprendizaje intrínsecos de la especie. 

El desarrollo de las sociedades tiene la misma tendencia, cuando se compara la forma de vida de hace 500 años con el momento actual. La característica es que no solamente se ha ampliado la esperanza de vida al nacer, sino que hay una mejora global en las condiciones de la existencia, como se puede contrastar objetivamente a través de los indicadores del desarrollo humano (salud, mayor tiempo dedicado al ocio, disponibilidad de tecnología al servicio del bienestar).

A pesar de esta circunstancia, es un lugar común que cuando hablan dos personas de 50 o 60 años, surge el dicho de “todo tiempo pasado fue mejor”, y para ejemplificar esta situación dicen que los jóvenes de antes eran más respetuosos con los adultos, que escuchaban una mejor música, que eran mayores lectores y que, en cambio, los jóvenes actuales no les gusta trabajar sino que los mantengan, escuchan música vulgar, no respetan a los padres o a las personas de más edad, y continúan con toda una retahíla de historias para justificar su apreciación. 

¿Cómo explicar psicológicamente este tipo de actitudes que se presentan en un porcentaje muy importante de personas? En la base de este pensar y actuar hay un profundo temor al cambio, a desconocer un principio esencial del funcionamiento del universo y, por supuesto, de los seres humanos: que todo cambia, todo fluye, nada permanece estático. Este concepto indiscutible fue expresado hace muchos años por el filósofo griego, Heráclito de Éfeso (535 – 484 a.C.), en su famosa sentencia: “Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña”.

Un indicador de buena salud mental es la capacidad del individuo para reconocer los cambios,  y quien vive en la nostalgia del pasado simplemente está negando una gran realidad de la evolución humana: lo único que permite los procesos de aceptación y adaptación es vivir las experiencias del momento presente. El pasado ya sucedió y hay que dejarlo en las remembranzas de lo vivido, y el futuro es una abstracción de la mente. 

El mejor momento de la vida es este que se está experimentando aquí y ahora, como nos lo recuerda Heráclito: “Todo fluye, nada permanece”. No cabe duda, en este contexto, que todo tiempo pasado fue peor, simplemente porque ya no tiene vigencia, y lo mejor son las nuevas experiencias que le dan sentido a una existencia plena.  www.urielescobar.com.co

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