Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
En un mundo marcado por el estrés, la tristeza, el miedo y las enfermedades, el humor se levanta como una medicina sin efectos secundarios. No es casual que, desde la antigüedad, culturas de todo el planeta hayan recurrido a la risa como una vía de conexión, alivio y sanación.
En Psiquiatría, el humor ha sido cada vez más valorado como un recurso terapéutico que ayuda a mejorar la salud mental y emocional, cuyo papel vital hoy se reconoce incluso en entornos hospitalarios. El humor y la risa, son parecidos, pero no iguales. El humor es una capacidad cognitiva y emocional que permite percibir lo divertido, lo absurdo o lo incongruente de la realidad; es un modo de interpretar el mundo, de relativizar las dificultades y de generar vínculos sociales.
La risa, en cambio, es su expresión física: una respuesta fisiológica compleja que involucra la contracción de más de 300 músculos, cambios respiratorios, liberación de neurotransmisores y alteraciones cardiovasculares. No todo humor provoca risa, y no toda risa es resultado del humor. Podemos reír por nervios, por sorpresa o, incluso como una reacción social automática. Pero cuando el humor es sano, empático y compartido, la risa que lo acompaña se convierte en una poderosa herramienta de sanación.
¿Qué sucede en el ser cuando ríe? Reír provoca una cascada de efectos beneficiosos. A nivel físico, disminuye el cortisol (la hormona del estrés), reduce la presión arterial, fortalece el sistema inmunológico y alivia el dolor mediante la liberación de endorfinas, los analgésicos naturales del cuerpo.
A nivel psicológico, la risa rompe pensamientos rígidos y catastrofistas, abre paso al juego, a la creatividad y a nuevas formas de enfrentar los problemas. Emocionalmente, reír nos conecta con los otros y con la parte más vital de nosotros mismos. Nos recuerda que somos más que nuestros síntomas, nuestras cargas o nuestros diagnósticos. Como dijo Víctor Frankl: "El sentido del humor es un arma del alma en la lucha por la autoconservación." Diversos estudios avalan estos efectos.
Uno de los más conocidos, dirigido por el doctor Lee Berk en la Universidad de Loma Linda (California), encontró que la risa disminuye significativamente los niveles de hormonas del estrés y mejora la respuesta inmunitaria. Otro estudio publicado en la revista Alternative Therapies in Health and Medicine mostró que pacientes que asistieron a sesiones de risoterapia manifestaron menos ansiedad y mayor tolerancia al dolor.
Estos hallazgos han dado origen a programas como el de los clown hospitalarios, inspirados por el trabajo del doctor Patch Adams, y hoy implementados en centros médicos de todo el mundo. Payasos entrenados en salud emocional acompañan a niños con cáncer, adultos mayores, pacientes en cuidados paliativos y a sus familias, ayudándoles a sobrellevar el dolor con dignidad, calidez y sentido del humor.
Reír no es solo un acto de alegría; es un acto de resistencia y de salud mental. En tiempos donde la desesperanza se propaga con rapidez, tal vez debamos recordar que una carcajada auténtica puede ser el primer paso hacia la recuperación. Porque, sin duda, el humor libera… y también sana. www.urielescobar.com.co
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